El futuro del Mediterráneo a través de la acuicultura

Existen importantes retos de investigación e innovación que deben ser superados para que la ganadería del mar sea parte de ese futuro sostenible, como la búsqueda de nuevas fuentes de materias primas para sus piensos, la selección de razas y especies mejor adaptadas al medio, con mejores cualidades nutricionales y de más rápido crecimiento, la generación de avances tecnológicos que permitan la adaptación de las granjas y las especies a condiciones marinas más expuestas y al cambio climático, y el control de la sanidad y el bienestar de las especies cultivadas.
Fitoplancton

Hablamos del Mediterráneo, hablamos del futuro, tenemos pues que hablar de la acuicultura. Desde que se iniciara la acuicultura hace 4000 años en China, esta actividad se ha ido intensificando, modernizando y adaptando a una legislación y un mercado cada vez más exigentes. En 2014 la población mundial consumió por primera vez más alimentos procedentes de granjas acuícolas en las que se crían peces, crustáceos, algas, moluscos y otros invertebrados, que los extraídos por las pesquerías. Esta proporción se espera que supere el 65 % en 2030, debido al aumento de la población humana y al declive de la pesca extractiva. Según la FAO, la situación en el Mediterráneo es alarmante por una sobre-explotación insostenible del 59 % de las especies. Preocupan también las especies invasoras por el cambio climático, sobre todo en el Mediterráneo oriental, y algunos científicos del CSIC consideran que podría convertirse en una extensión del Mar Rojo y que los esfuerzos actuales de reducción de la pesca podrían no ser suficientes para recuperar los recursos pesqueros de especies nativas, si la temperatura del mar y las especies invasoras continúan aumentando. Greenpeace eleva los niveles de alarma hasta considerar que dentro de 50 años en el mar habrá casi exclusivamente medusas y algas, e investigadores del CSIC aseguran que el Mediterráneo se convertirá en una especie de Mar Muerto lleno de bacterias.

 

Doradas procedentes de la acuicultura

Según APROMAR (Asociación Empresarial de Acuicultura de España) la Unión Europea produjo en 2017 más de un millón de toneladas de productos acuáticos con un valor que superó los 4.000 millones de euros, siendo España el primer productor gracias al cultivo de mejillones, seguido de lubinas, doradas y truchas. Por otro lado, España es el segundo país del mundo con mayor consumo de productos acuáticos por persona, nos gusta el pescado y apreciamos los productos sabrosos, de calidad y saludables. Pero actualmente, la demanda de estos productos no puede ser cubierta con todo lo que pescamos y criamos, por lo que debemos importar una considerable cantidad.

 

Prat de Cabanes-Torreblanca y Mar Mediterráneo
Prat de Cabanes-Torreblanca y Mar Mediterráneo vistos desde el Instituto de Acuicultura Torre de la Sal del CSIC. Ribera de Cabanes (Castelló)

 

 

Pero la acuicultura no es sólo un complemento de la pesca: es la actividad de producción de alimentos que sigue creciendo a mejor ritmo, es la ganadería con mayor proyección de futuro y la más sostenible. ¿En qué se basa su sostenibilidad? Por un lado, el 70% de la superficie del planeta es agua, y en el caso de los organismos marinos no se compite por el uso de agua dulce. Por otro lado, los animales acuáticos son más eficientes convertidores de su alimento que los vertebrados terrestres y sus tasas de reproducción son varios órdenes de magnitud superiores a las de estos. Como ejemplo, para producir 1 kg de filete, una vaca necesita 8 kg de alimento y 11.000 litros de agua, mientras que un pez solo necesita 1,2 kg de alimento y 1.500 litros de agua de media.

 


La acuicultura no es sólo un complemento de la pesca: es la actividad de producción de alimentos que sigue creciendo a mejor ritmo, es la ganadería con mayor proyección de futuro y la más sostenible.


 

Por tanto, no nos podemos quedar estancados para seguir aportando pescado a la población, pero no debemos crecer sin control. Para ello, y al igual que en otras actividades económicas, se ha de primar la investigación e innovación para optimizar la eficiencia, la productividad y la mayor sostenibilidad posible, en la que todos, empresarios y profesionales del sector, la clase política, las administraciones públicas, los organismos públicos de investigación y la sociedad en general deben estar implicados. La acuicultura moderna ya está caminando hacia vías más sostenibles de producción, y desterrando abusos de medicamentos y antibióticos administrados a los peces que merman la calidad de su carne y contaminan el mar, así como controlando el impacto que las instalaciones pueden provocar en el medio ambiente, controlando la calidad de sus productos y la trazabilidad.

 

Nave en el IATS
Instalaciones del Instituto de Acuicultura Torre de la Sal (CSIC)

La acuicultura además puede contribuir a lograr varios de los objetivos sociales, económicos y ambientales de Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. La acuicultura tiene mucho que aportar a la economía circular, por ejemplo, aprovechando productos colaterales o residuales de otros sistemas de producción, o con la acuicultura multitrófica integrada. Los moluscos bivalvos, como el mejillón, y las algas pueden jugar un papel destacado en la mitigación de los efectos del cambio climático como sumideros de dióxido de carbono, el denominado carbono azul. Por tanto, la acuicultura tiene grandes oportunidades en el reciente y ambicioso Pacto Verde lanzado por la Comisión Europea para dotar a la UE de una economía sostenible frente a los retos climáticos y medioambientales.

 

Existen importantes retos de investigación e innovación que deben ser superados para que la ganadería del mar sea parte de ese futuro sostenible, como la búsqueda de nuevas fuentes de materias primas para sus piensos, la selección de razas y especies mejor adaptadas al medio, con mejores cualidades nutricionales y de más rápido crecimiento, la generación de avances tecnológicos que permitan la adaptación de las granjas y las especies a condiciones marinas más expuestas y al cambio climático, y el control de la sanidad y el bienestar de las especies cultivadas. En el CSIC existen distintos grupos de investigación dedicados a la Acuicultura en varios de sus centros repartidos por toda la costa española, siendo el Instituto de Acuicultura Torre de la Sal el que concentra el mayor número de investigadores, proyectos y financiación en esta temática.

 

En un futuro no tan lejano, que ya se vislumbra en el horizonte, la acuicultura será la manera habitual de aprovisionamiento de productos acuáticos para la mayor parte de la humanidad, como ocurre hoy con la ganadería terrestre frente a la caza. El objetivo final es alcanzar la Acuicultura 4S: sana, segura, sabrosa y sostenible. En el menú de los restaurantes dejará de encontrarse “lubina salvaje al hinojo” para pasar a leer “lubina sostenible al hinojo”. Por todo ello, hay que seguir apostando por la investigación, la innovación y la ciencia en este sector, y el CSIC estará ahí.

 


Ariadna Sitjà Bobadilla

Ariadna Sitjà Bobadilla
Investigadora científica del CSIC y directora del IATS-CSIC
Instituto de Acuicultura Torre de la Sal (CSIC)
Bio

 

 


 

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