Mejora de la biodiversidad en zonas mineras abandonadas

En la Región de Murcia, la actividad de minería metálica ha dejado un paisaje con un alto patrimonio geológico, histórico y cultural, pero con una alta degradación ambiental. La creación de tecnosuelos y la aplicación de la estrategia de fitoestabilización ayudan en su rehabilitación.
Foto 1. Rambla del Avenque en la Sierra Minera de Cartagena-La Unión, con presencia de escombreras y balsas de residuos mineros en las laderas y cauce de la rambla.

En la Región de Murcia (SE España), la intensa actividad de minería metálica que tuvo lugar desde hace más de 2000 años, pero siendo más intensa durante el pasado siglo XX, generó grandes cantidades de residuos acumulados en escombreras o balsas. Los metales extraídos fueron fundamentalmente zinc y plomo, con grandes cantidades también de hierro, con presencia de cobre, cadmio y arsénico en menor proporción, en forma de yacimientos de blenda, galena, pirita o calcopirita mayoritariamente. Aunque la actividad minera fue abandonada definitivamente en 1991, las acumulaciones de residuos mineros aún permanecen en el área, la mayoría de ellos sin rehabilitar. Estas acumulaciones contienen materiales ricos en óxidos e hidróxidos de hierro, sulfuros, sulfatos, metales y metaloides. Como consecuencia, las escombreras y balsas de lodos permanecen desprovistas de vegetación en su mayoría, con alta acidez debido a la oxidación de los sulfuros que libera ácido sulfúrico y alta salinidad por la formación de sulfatos metálicos. Como consecuencia, nos encontramos con un paisaje con un alto patrimonio geológico, histórico y cultural, pero con una alta degradación ambiental, donde las escombreras y balsas de residuos se encuentran esparcidas sobre lechos de ramblas y torrentes o en laderas de montañas (Foto 1), constituyendo importantes fuentes de emisión de contaminantes, que pueden ser perjudiciales para el medio ambiente y para la salud pública. Los principales riesgos derivan de las altas tasas de erosión por fuertes lluvias y viento, que afectan negativamente a suelos, agua, vegetación, fauna y asentamientos humanos cercanos.

Las características de estos residuos mineros, con alta acidez en muchos casos, alta salinidad, alta disponibilidad de metales y metaloides como el plomo, zinc, cadmio o arsénico y la alta compactación y ausencia de nutrientes impide la colonización espontánea de la vegetación que pueda retener los residuos. Además, el desarrollo de una cubierta vegetal permitiría la preservación de estas estructuras históricas de depósitos de residuos, dentro del patrimonio geológico-minero de la zona, con la posibilidad de ponerlo en valor desde el punto de vista turístico. Además de reducir los riesgos y conservar el patrimonio, el desarrollo de una cubierta vegetal que no acumule metales en sus tejidos, contribuiría a mejorar la biodiversidad de la zona. Las técnicas convencionales de rehabilitación de materiales contaminados por metales pesados incluyen normalmente la eliminación de ese material y su recubrimiento con materiales limpios, pero no se consideran la solución disponible más adecuada desde el punto de vista económico y ambiental.

 


La estrategia de rehabilitación ha resultado positiva en la mejora de la calidad del suelo y descenso de la disponibilidad de los metales y del arsénico


 

Depósito de residuos mineros en la Sierra Minera de Cartagena-La Unión antes de rehabilitar y después de crear un tecnosuelo y aplicar la tecnología de fitoestabilización.

Una alternativa para balsas de residuos que sean estables estructuralmente es la creación de tecnosuelos (suelos artificiales creados con residuos industriales, urbanos o agrícolas/ganaderos), asociado al uso de la fitoestabilización asistida, tecnología de base biológica que usa especies vegetales para la rehabilitación de suelos contaminados mediante la inmovilización de metales pesados y metaloides, bien en el suelo alrededor de las raíces o por acumulación en las raíces sin transferencia a tallos y hojas. Para crear tecnosuelos, hemos usado en una balsa de residuos de la Sierra Minera de Cartagena-La unión, una mezcla de residuos mineros con alto contenido en sulfuros, sulfatos y silicatos, estiércol de cerdo como fuente de materia orgánica y nutrientes, y residuo de la industria extractiva del mármol que consigue eliminar la acidez e inmovilizar metales. Tras un año de estabilización en el campo del tecnosuelo creado con la mezcla de estos tres residuos, se procedió a la siembra y plantación de especies mediterráneas autóctonas de la zona con alta capacidad de fitoestabilización, que puedan contribuir a reducir la erosión en la zona, y por tanto la transferencia de material contaminado, y a mejorar la biodiversidad del área.

Esta estrategia de rehabilitación desarrollada ha resultado positiva en la mejora de la calidad del suelo y descenso de la disponibilidad de los metales y del arsénico. Se ha incrementado significativamente el pH hasta valores cercanos a la neutralidad, con incrementos en la materia orgánica y nutrientes y descensos en la salinidad. La fracción disponible de los metales que puede ser lavada por el agua de lluvia o absorbida por la vegetación ha descendido hasta un 90-99%. Al crear un suelo donde antes había residuos mineros, se ha conseguido una cubierta vegetal del 75%, capaz de mantener a niveles bajos la fracción disponible de metales pesados. En la Foto 2 se puede ver la superficie de la balsa de residuos antes del inicio de estrategia de rehabilitación y cinco años después de la formación de un tecnosuelo y de la aplicación de la fitoestabilización.

 


Raúl Zornoza Belmonte
Investigador experto en conservación y manejo sostenible de suelos y rehabilitación ambiental de la UPCT
Bio

 

 


 

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