Me han pedido que participe en la ‘Mednight’ escribiendo una pequeña reseña en la temática ‘Científicas pioneras’. Desde mi posición de profesora del Área de Tecnologías del Medio Ambiente, con la casi totalidad de mi docencia en la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales de la UPCT, la elección no podía ser otra que María Teresa Estevan Bolea, a la que ya me he referido con anterioridad como uno de los referentes en nuestro país en la creación de conciencia ambiental. Suyo era el primer libro de impacto ambiental que tuve entre mis manos.
Mª Teresa nació en Huesca en el año 1936, estudió el bachillerato en su ciudad natal, quería estudiar matemáticas, pero por consejo de su padre estudió una ingeniería. Así, se matriculó en la Escuela de Ingeniería Industrial en Barcelona, siendo la única mujer de su curso. Fue de las primeras ingenieras industriales de España, la quinta según algunas fuentes. Trabajó entre 1962 y 1967 como Directora Técnica de Proyectos, Inspecciones y Construcciones Metálicas, S.A. En el año 1970 obtuvo por oposición la plaza de Ingeniera Industrial del Estado, siendo la primera mujer que ingresó en ese cuerpo. Según ella misma ha comentado en alguna entrevista, participó activamente en la redacción de la Ley de Protección del Medio Ambiente Atmosférico de 1972. Ley a la que me gusta referirme en mis clases puesto que en su preámbulo apunta a la necesidad de considerar el medio ambiente como uno en su conjunto, señalando razones de urgencia las que hacen necesaria esta legislación sectorial e indicando las posibles consecuencias negativas sobre otros aspectos, como el agua o el suelo, si no se tiene esa visión global del medio ambiente. Impulsó la iniciativa del Gobierno de España para la creación con el PNUMA del Centro Internacional de Formación en Ciencias Ambientales (CIFCA) en el año 1975.
“Es sin duda Mª Teresa un gran ejemplo a seguir, un modelo profesional y un referente para todas las jóvenes que quieran dedicarse a la ingeniería”
En 1978 fue nombrada Subdirectora General de Información y difusión de la Dirección General del Medio Ambiente, en el Ministerio de Obras Públicas y en 1979 pasó a ocupar el puesto de Directora General de Medio Ambiente. Desde su posición, convencida de la necesidad de concienciar a la población para que cualquier política ambiental alcance los objetivos propuestos, impulsó el Plan de Concienciación Ciudadana, que editó, para la divulgación escolar de estos temas, los Cuadernos de Medio Ambiente. Promovió la creación de un programa de iniciación a la problemática ambiental para técnicos municipales y ediles. En este periodo se inició un inventario nacional de recursos naturales y culturales, para así poder catalogar y proteger nuestro patrimonio ambiental. Entre 1983 y 1987 fue Ingeniera Jefe del Gabinete de Estudios del Consejo Superior del Ministerio de Industria y Energía.
Mª Teresa también participó en la vida política de nuestro país. Fue diputada por Madrid en la III y IV legislatura (1987-1993) y Eurodiputada desde 1994 a 1999. De 1999 a 2001 presidió el Consejo Superior de Industria y Energía, y en 2000-2001 fue consejera de la Comisión Nacional de Energía. Fue nombrada presidenta del Consejo de Seguridad Nuclear en el año 2001, cargo que desempeñó hasta 2006, año en el que se jubiló. El Colegio de Ingenieros industriales de Madrid le otorgó la Mención Honorífica a su trayectoria profesional en 2007. Y siguió con su incesante actividad, siendo la Decana del Colegio de Ingenieros Industriales de Madrid desde 2013 a 2016.
Su trayectoria vital ha recibido importantes reconocimientos. En 2018 la Federación Mundial de Organizaciones de Ingenieros le otorgó el premio “Mujeres en la Ingeniería” y fue la primera mujer en recibirlo. En 2019, la Real Academia de la Ingeniería la distinguió como Ingeniero Laureado “por haber realizado una actividad profesional considerada como referente y modelo en el ámbito de la ingeniería”. La pandemia ha impedido que haya recogido este premio, que ella quiere que constituya un homenaje a la mujer ingeniera. En ese mismo año recibió el Premio Nacional de Ingeniería Industrial, en la categoría Trayectoria Profesional, galardón promovido por el Consejo General de Colegios Oficiales de Ingenieros Industriales.
Son numerosas las entrevistas que se le han hecho en los últimos años. En ellas señala que no se ha sentido discriminada por ser mujer, pero que ha tenido que trabajar tres veces más, porque a las mujeres “se nos mira con lupa y no se tolera que se equivoque”.
Es sin duda Mª Teresa un gran ejemplo a seguir, un modelo profesional y un referente para todos los jóvenes ingenieros, y, desde mi punto de vista, para todas las jóvenes que quieren dedicarse a esta profesión. Su vida demuestra que es posible conseguir aquello que uno quiere, pero que es necesario tesón, dedicación, trabajo y esfuerzo. Debemos agradecer a Mª Teresa que nos haya señalado el camino y su apoyo incondicional al progreso de la mujer en cualquier rama de la ingeniería.
Stella Moreno Grau
Catedrática de la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT)
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