Uno de cada cinco bulos por WhatsApp sobre la COVID-19 trata su prevención o curación con sustancias o acciones

Tres investigadoras de la Universitat de València dirigidas por la catedrática de Periodismo Carolina Moreno han publicado un estudio en el que analizan los bulos difundidos por WhatsApp en España durante la pandemia de COVID-19, con el objetivo de identificar qué tipo de sustancias se promovió para su consumo. Una de cada cinco cadenas de texto, vídeos o audios fue sobre prevención o curación del coronavirus, argumentados sobre el principio de autoridad médica y básicamente promoviendo el uso y consumo de sustancias de origen natural.
Infografía Gac Sanit. 2020.

La mayoría de los bulos promueven el consumo de sustancias relacionadas con los remedios caseros clásicos contra la gripe, como por ejemplo tomar Vitamina C, ajo o miel, o inhalar vapor de agua. Otros bulos son no ponerse cremas hidratantes a las que se podría pegar el SARS-CoV-2; hacer gárgaras con antisépticos, desinfectantes o antibacterianos; tomar antimaláricos, como la cloroquina e hidroxicloroquina; así como irrigar la zona nasal con soluciones alcalinas o aplicar a esta zona aire caliente con un secador. Según el estudio, también se prevendría la COVID-19 exponiéndose al sol, con una dieta rica en alimentos alcalinos o con un ionizador antivirus en el coche, entre otros.

 


La prevención de la infección por SARS-CoV-2 fue el único asunto del 50,8% de los mensajes; la curación en el 31,7%; los dos objetivos combinados fue el 7,9% de los casos; y los mensajes que únicamente pretendían recomendar acciones representaban el 9,5%


 

“El objetivo principal del trabajo fue identificar la tipología de los bulos que estaban circulando por la mensajería privada durante el estado de alarma en España por la COVID-19; es decir, cómo llegaban a la ciudadanía estos mensajes virales y sin evidencia científica (a través de imágenes, fotos, audios, textos, etc.), sobre qué tipo de sustancias o acciones se hablaban en los mensajes diseminados; y quiénes trasmitían los mensajes (a través de dos variables: las profesiones y el género del actante)”, ha destacado Carolina Moreno. El artículo publicado en la revista Gaceta también lo firman las investigadoras Empar Vengut, Lorena Cano e Isabel Mendoza.

 

 

Respecto al mensaje lanzado por los bulos, la prevención de la infección por SARS-CoV-2 fue el único asunto del 50,8% de los mensajes; la curación en el 31,7%; los dos objetivos combinados fue el 7,9% de los casos; y los mensajes que únicamente pretendían recomendar acciones representaban el 9,5%.
En la mayoría de estos materiales se ha constatado que el sujeto que se presentaba en los bulos era personal médico (36,5%), persona anónima (30,9%), personal político (12,7%), científicos y científicas (9,5%) e individuos que defendían terapias alternativas (6,3%). Un 3,9% lo constituía otro tipo de personal sanitario. Con respecto al género, el 45,2% de los bulos, recogidos entre el 18 de marzo y el 18 de abril, tuvieron como protagonistas a hombres, mientras que el 13,5% fueron mujeres.
Por su tipología, la mayor parte de estos mensajes eran cadenas de texto (39%) y vídeos (30%). De ellos, los vídeos tuvieron una duración entre dos minutos y medio y casi 19 el más largo, mientras que los audios fueron más cortos, entre minuto y medio y hasta un máximo de casi ocho.
El artículo destaca que el volumen de estos mensajes en el período analizado correspondió con el fenómeno denominado infodemia, término acuñado por la OMS para describir la desinformación producida en situaciones de alarma generalizada y teorías conspirativas.

Metodología
Para elaborar este estudio se habilitó un número de teléfono en el que recibir bulos por WhatsApp. Se obtuvieron 2.353 mensajes, de los que se identificaron 584 bulos. De ellos, se seleccionó una submuestra de 126. La mayoría de estos documentos eran vídeos (38) y cadenas de texto (49), así como otros materiales (fotos, infografías, pantallazos, etc.). Este estudio se ha realizado en el contexto del proyecto europeo No Rumour Health, coordinado por la Universitat de València y en el que participan diversos países europeos.

 


Fuente: Gaceta Sanitaria
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